jueves, 16 de noviembre de 2017

Surgimiento y conformación de la civilización Europea




  •     Europa y la edad media 
La edad media  tal y como la conocemos hoy, inicia en el Siglo V , precisamente en el año 476 con el derrocamiento de Rómulo Augústulo, último emperador del Imperio Romano de Occidente. Y concluye en el año 1492 con el descubrimiento de América (Siglo XV), sin embargo algunos historiadores sitúan como fecha de termino la caída del Imperio bizantino en 1453. 

La importancia de la época medieval radica en que durante esos poco más de mil años se formó Europa. A lo largo de ese período se construyó un nuevo espacio político y cultural en el que, ante la desaparición del Imperio romano de Occidente, la Iglesia católica actuó como un factor de unidad y como un medio de transmisión de la cultura clásica grecorromana al Occidente medieval. Anexo a estos factores se desarrollo un encuentro entre diversas culturas como la grecorromana, la Germana, la musulmana y la cristiana





  • Los germanos y la crisis del Imperio romano de Occidente  


La desintegración de uno de los imperios más poderosos de la Antigüedad fue un proceso complejo que se extendió por varios siglos y que afectó todos los ámbitos del Imperio: militar, económico, político y social, incluyendo cambios en la forma de vida de las personas. La relación del Imperio romano con los pueblos germanos no fue siempre violenta. A menudo existió una mutua colaboración. Los romanos necesitaban del poderío militar de los germanos para mantener a salvo sus fronteras y los germanos clamaban por tierras seguras, dentro del imperio, en donde asentarse. Muchos pueblos germanos  fueron declarados federati, es decir, pueblos aliados de Roma
El término “germano” se utilizó en la Antigüedad para hablar de un conjunto de tribus muy diversa. Estos pueblos habitaron Europa central y oriental, por lo que durante el Imperio romano se transformaron en la frontera natural de Roma en Europa, cuyos dominios llegaron por el norte hasta el río Danubio y hacia el este hasta el río Rin. Algunas de estas tribus fueron nómades, otras vivían en aldeas dedicadas a la agricultura, la recolección y la cacería. Su organización política y social se basó en el clan, es decir, en el parentesco y los ancestros en común. No tuvieron leyes escritas, aunque sí desarrollaron la escritura rúnica, además de ser diestros artesanos y herreros. 




  • La formación de los reinos germánicos


A partir del siglo V, pueblos de origen germano comienzan a migrar en masa hacia el Imperio romano de Occidente, atravesando grandes distancias y fragmentando el territorio de Roma , movimiento que fue visto por los romanos como una invasión. Una de las causas que explica esta migración masiva fue la presión que comenzaron a ejercer los pueblos asiáticos de las estepas sobre los germanos, en particular los hunos, quienes,  fundan su propio imperio en Asia y partes de Europa. Para el siglo VI, los pueblos germanos habían transformado el antiguo Imperio romano de Occidente en un grupo de reinos independientes. Entre los reinos germanos destacó el de los francos, que fue uno de los primeros en adoptar oficialmente la religión católica. El reino franco llegó a ser uno de los más influyentes y poderosos de la Europa medieval, transformándose en un gran imperio bajo el reinado de Carlomagno. Se considera que la coronación de este monarca por el Papa León III fue uno de los grandes acontecimientos políticos del medioevo y constituye un símbolo de la unión entre el poder político y la Iglesia católica.

  • La consolidación política de la Iglesia católica



Uno de los procesos más importantes durante la Alta Edad Media en Europa fue el avance de la cristianización, lo que fue consolidando el poder de la Iglesia católica en diversos ámbitos de la sociedad, influyendo fuertemente en la política de su época. Si bien el principal rol del clero medieval fue la promoción del cristianismo y la vida espiritual, a su vez cumplió importantes funciones económicas, sociales y culturales , que reforzaron la influencia del cristianismo y, específicamente de la Iglesia católica en diversos aspectos de la vida cotidiana en la Europa del Medioevo. Desde el punto de vista cultural, la Iglesia católica articuló la síntesis entre las culturas grecorromana, judeocristiana y germana que caracterizó al período medieval.

















Fuentes:















         Rasgos distintivos de la sociedad medieval




  •     Feudalismo
     El feudalismo fue un sistema de organización política, económica y social que surgió en Francia entre los siglos IX y X y que luego se extendió por toda Europa hasta alcanzar su máxima expansión durante el siglo XIII. Se caracterizó por una fragmentación del poder en pequeñas unidades llamadas señoríos, o feudos, que consistían en una cierta extensión de territorio bajo el dominio de un señor feudal.


    La consolidación del feudalismo se dio a partir del siglo IX en donde comenzó a expandirse por Europa hasta transformarse en su principal sistema de organización política, económica y social. Dictaba una sociedad de carácter estamental, es decir, se componía de grupos sociales con casi nula movilidad social. 
     En la base de esta sociedad se encontraban los campesinos, libres o siervos, quienes suponían la inmensa mayoría de la población; en el escalafón intermedio se encontraban los militares y los nobles, laicos o eclesiásticos. No todos tenían la misma categoría sino que el status dentro de estos dos grupos variaba. Y en la cúspide se encontraba la realeza, es decir, el rey y su familia.  


   

     El feudalismo como anteriormente se menciono se  caracterizó por una fuerte fragmentación del poder. Si bien se mantuvo la figura del rey, su autoridad se vio disminuida en favor de los señores feudales, quienes, al menos en apariencia, le debían fidelidad mediante una relación de vasallaje, lo que transformó al rey en un “señor de señores”. Junto con esta situación, predominó también la vida rural y la cultura campesina. Las rutas comerciales y la moneda circulante disminuyeron hasta casi desaparecer, lo que obligó a los feudos a desarrollar una economía de subsistencia, volviéndose prácticamente autosuficientes. A la vez se desarrollo un sistema de cultivo denominado rotación trienal el cual Se basaba en la sucesión en el campo de cultivo de un cereal de invierno la primera parte del año, un cereal de primavera la segunda parte del año y al final del año de barbecho










Fuentes:

     Rasgos distintivos de la sociedad medieval



  • La mentalidad medieval

 La religión católica influyó profundamente en la sociedad medieval europea. Existe numerosa evidencia que da cuenta del rol central que tuvo lo divino y lo sobrenatural en la visión del origen del universo o la representación de la Tierra. Esta concepción de la vida y el mundo  se caracterizó, entre otras cosas, por su teocentrismo, es decir, por concebir a Dios como el centro y creador de todo el universo. También por una percepción lineal del tiempo, que marcaba tanto el inicio de los tiempos como el final. Otra característica de esta época fue una visión geocéntrica del universo, con la Tierra en el centro de todos los astros.
La civilización europea fue fruto de una síntesis en la que convergieron distintas tradiciones culturales. En ella se integraron elementos políticos de los reyes germanos, la cultura judeocristiana junto al aporte intelectual de filósofos de la Antigüedad clásica.

  • La mujer medieval
Dentro de la sociedad medieval las mujeres se clasificaban en 3 diferentes posiciones: la mujer noble, la campesina y la monja. La primera de ellas era la única que podía gozar de grandes privilegios y la que, si fuese posible, podría alcanzar un mayor reconocimiento.

La mujer noble era el centro del hogar donde se encargaba no sólo del cuidado de los hijos y su educación sino que también de la organización de los empleados que trabajasen para ellos, del control de la economía y en ausencia de su marido, bastante común en la época por las guerras o las cruzadas, o por quedar viuda, era la encargada, como administradora, de tomar las decisiones en sustitución de su marido.
La mujer campesina presentaba un realidad mas dura. Dentro del hogar era la encargada de la cocina, de las ropas, de la limpieza, de la educación de los hijos, etc. Fuera de él debía ocuparse del ganado y del huerto, cuando no debía trabajar también en las tierras de cultivo. Si por el contrario la mujer residía en la ciudad, además de ocuparse de su familia y la casa, debía hacerlo del negocio familiar o ayudar a su marido en cualquiera de las actividades que éste llevase a cabo. Si ambos cobraban un salario, el de la mujer era notablemente menor, a pesar de que realizasen los mismos trabajos. 
Este hecho es especialmente lacerante cuando la mujer es soltera o viuda y deja el hogar para trabajar, normalmente en el servicio doméstico, en el hilado, como lavandera o cocinera.
En el caso de las monjas, estas eran mujeres que habían cometido pecados en su vida y querían redimirse, o bien una segundona que ha visto cómo su dote se ha ido con una hermana mayor, o simplemente una mujer que ve el convento como salida a un casi seguro matrimonio pactado. Esta mujer ha sido la que más expectación ha generado en la historiografía, derivada de las particularidades de los conventos y la relativa libertad que se vivían dentro de ellos.

              






Fuentes:

La iglesia y la edad media 


Como ya se ha mencionado el cristianismo y la iglesia tenia un importante papel en la edad media debido a su riqueza y poder. La iglesia se contraponía al desorden, la ignorancia y la violencia de la sociedad feudal. Todos los miembros de la Iglesia conformaban el clero, que se dividía en dos: el clero secular y el clero regular. El jefe espiritual de todos era el Papa.
El clero secular eran aquellos miembros de la Iglesia que vivían en el mundo, mezclados con los laicos: el Papa, los arzobispos, los obispos y los párrocos.
Los párrocos eran los que estaban al mando y regulaban pequeños distritos llamados parroquias. Varias parroquias formaban una diócesis, cuyo jefe era un obispo, y varias diócesis formaban una arquidiócesis, dirigida por un arzobispo. 
Por otra parte el clero regular se caracterizaba por sus miembros los cuales optaban por aislarse del mundo y vivir en monasterios regidos por un abad. Seguían, además unas reglas específicas. Su regla se basaba en el lema "ora et labora", es decir, reza y trabaja.
En Occidente, el monacato lo inició San Benito de Nursia, quien fundó la orden benedictina, la cuál obligó a sus miembros a cumplir votos de obediencia, castidad y pobreza. La regla de San Benito fue respaldada por el Papado.

  • Movimientos heréticos 


Los movimientos heréticos eran distintas interpretaciones y corrientes de pensamiento vinculadas al cristianismo que, en el algunos casos, se alejaban sustancialmente de los dictados de Roma. Los principales movimientos heréticos (aunque no los únicos) que convulsionaron Europa durante la edad Media fueron los siguientes:



Priscilianismo: Esta corriente surgió como un rechazo a la creciente riqueza y relajación de costumbres que presentaba la Iglesia de Roma y defendía que la Iglesia debía volver a la pobreza. Asimismo, ente otros cambios, una de las tesis más revolucionarias en aquel momento que defendía el priscilianismo era que la mujer debía tener un papel protagonista en el ámbito eclesiástico, debía disfrutar de una amplia libertad y, además, debía tener autoridad en el contexto cristiano.

Adopcionismo: La idea que defendía el adopcionismo era que Jesús no era un ser divino desde su origen, sino que había sido adoptado por Dios para actuar como su hijo en la Tierra. El adopcionismo cobró una gran importancia durante los primeros siglos del cristianismo, ya que este dictado era fácil de vincular con la cultura clásica, donde muchos héroes habían alcanzado la condición de dioses en reconocimiento a sus actos o hazañas, o con la judía, donde se consideraba que el Mesías era un humano elegido por Dios.

Los cátaros o albigenses: Los cátaros defendían que el mundo estaba compuesto por una realidad dual, el mundo físico, creado por el Demonio o el Diablo, y el Reino de los Cielos o de Dios, que se encontraba más allá de los límites del ámbito material. Para ellos, el alma era el único elemento sagrado del ser humano, considerando el cuerpo como una vestidura terrena a la que no debía darse importancia. La herejía cátara se ha convertido en la más popular y conocida de todas las herejías cristianas medievales, en buena medida gracias a la inmensa cantidad de novelas y películas que se han creado en torno a ella 

Los husitas: La última de las grandes herejías medievales antes de la llegada de los movimientos protestantes fue la de los husitas. La llamada “iglesia husita” surgió en Bohemia en el siglo XV, los husitas expresaban que la Iglesia se había apartado hacía mucho de los preceptos de la Biblia, que se había convertido en una autoridad terrena rica y degenerada y que la única autoridad a la que debía obediencia era a la del Libro Sagrado.







Fuentes:




Las cruzadas

  • Contexto y orígenes.


A partir del siglo XI, la cristiandad occidental comenzó un proceso de expansión, incorporando comunidades y pueblos a la fe católica. Al interior de Europa, se extendió principalmente por el norte, este y suroeste del continente: normandos, húngaros y otros pueblos eslavos; mientras que los reinos católicos de Castilla y Aragón iniciaron un lento camino para reconquistar los territorios que estaban bajo el dominio del Al-Ándalus. En este contexto, la Tierra Santa se había convertido en un lugar con significado místico, siendo uno de los focos más relevantes para las peregrinaciones religiosas. Sin embargo, la ocupación de Jerusalén por los turcos selyúcidas (un nuevo pueblo musulmán), dificultó su libre acceso. Esto gatillo una serie de campañas militares en nombre de la cristiandad, conocidas como Cruzadas. La primera de ellas fue proclamada por el Papa Urbano II , quien en el concilio de Clermont (1095) llamó a toda la cristiandad a recuperar los territorios de Siria y Palestina. En julio de 1099, los ejércitos cruzados entraban triunfantes en la ciudad de Jerusalén . Tras esta cruzada, se fundaron
cuatro nuevos estados católicos: el condado de Edesa, el principado de Antioquía, el reino de Jerusalén y el condado de Trípoli. Algunas de las motivaciones detrás de estas grandes campañas fueron: el fervor cristiano característico de la Europa medieval, vinculado al deseo de purgar los pecados y asegurar el ingreso al cielo cristiano; los deseos de conquista y enriquecimiento personal de numerosos señores; el interés comercial por establecer nuevas rutas de comercio; y aminorar la creciente tensión entre las iglesias católica y la ortodoxa.

Entre los siglos XI y XIII se realizaron ocho cruzadas más, aunque ninguna superaría lo conquistado por la primera. Finalmente en 1291, los musulmanes reconquistaron la última fortaleza cristiana. De esta manera, las Cruzadas se libraron contra pueblos cuya ideología e idiosincrasia rivalizaba con el concepto de cristianismo y Tierra Santa, principalmente contra los musulmanes, pero también contra muchos otros pueblos o incluso clases sociales (esclavos, paganos, judíos, Cristianos Ortodoxos, Griegos, Rusos, Mongoles, Cátaros, Husitas, Valdenses, Prusianos) y enemigos del cristianismo o del Papa en cuestión.


  • Consecuencias sociales, económicas y culturales.
Las Cruzadas trajeron numerosas consecuencias económicas políticas y sociales. Una de las principales fue el fortalecimiento de las monarquías europeas en relación con el declive de los ricos señores feudales, ya que muchos de estos perdieron gran parte de sus tierras y riquezas durante las Cruzadas. Además, muchos de los siervos de los señores feudales partieron a combatir en las Cruzadas y muchos de ellos no regresaron, por lo que se produjo también una importante crisis de mano de obra para trabajar los territorios del señor feudal.
Asimismo, también se produce el desarrollo de una nueva clase social como es la burguesía. Se trataba de pequeños artesanos o comerciantes que eran cada vez más necesarios para proveer de armas y herramientas al ejército. Esta burguesía todavía tardaría tiempo en adquirir gran importancia pero comenzaba a tomar un rol como un nuevo grupo social que ganaba terreno a los señores feudales.
También se abrieron vías al expansionismo y al comercio, sobre todo entre Europa o oriente. De esta manera, ciudades como Genova o Pisa se convirtieron en importantes centros comerciales, sobre todo para el comercio naval en el Mar Mediterráneo.
En el ámbito cultural las cruzadas significaron un  fortalecimiento del cristianismo y de los símbolos religiosos. Por el lado contrario, se creó entre la población una fuerte animadversión hacia los pueblos judío y musulmán.















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Imperio Bizantino 



La historia del Imperio bizantino se extendió por cerca de mil años, desde el año 395, cuando se produce la división del Imperio romano, hasta 1453, cuando Constantinopla, capital de Imperio bizantino cayó en manos de los turcos otomanos. A la cabeza del Imperio estaba el emperador o Basileus, quien concentraba el poder político, militar y religioso; y a diferencia de los reinos germanos de Occidente, era independiente del Papa, un tipo de gobierno que se conoce como Cesaropapismo. El Imperio bizantino tuvo varias etapas de expansión y retroceso. Su período de mayor esplendor fue bajo el emperador Justiniano I (527-565) y su esposa la emperatriz Teodora Durante los 38 años de su gobierno Justiniano buscó reunificar la totalidad del Imperio romano, llegando a conquistar casi toda la cuenca del mar Mediterráneo, pero también recuperó antiguas tradiciones imperiales. 
La especial ubicación del Imperio bizantino como puente geográfico entre Europa y el extremo Oriente lo convirtió en una zona de intenso intercambio cultural y comercial entre el mundo árabe y la cultura europea. Durante los períodos en que el poder centralizado del Imperio fue más fuerte (como el reinado de Justiniano), el comercio produjo enormes ganancias que se vieron expresadas en una producción artística y arquitectónica exuberante y lujosa. Las temáticas del arte bizantino y su arquitectura fueron principalmente de carácter religioso y político. La catedral de Santa Sofía  es considerada la mejor representación de esta cultura. Destaca por su gran cúpula central y sus elaborados mosaicos  que, al igual que muchos otros, fueron hechos con piedras de colores, vidrio y oro.

  • La relación del Imperio bizantino con Europa occidental
El jefe de la Iglesia bizantina recibió el nombre de patriarca  y su residencia estuvo en la antigua ciudad de Constantinopla. En un principio, y como lo dejó estipulado el emperador Constantino durante el primer concilio ecuménico (llevado a cabo en Nicea en el año 325), el patriarca estaba subordinado al Papa en Roma. Sin embargo, a lo largo de los siglos y mediante una serie de nuevos concilios ecuménicos, la Iglesia cristiana de Oriente y su patriarca fueron progresivamente ganando independencia, hasta llegar a enfrentarse abiertamente con Roma. La ruptura definitiva se produjo en el año 1054, cuando el papa en Roma y el patriarca de Constantinopla se excomulgan mutuamente. A este evento se le conoce como el cisma cristiano, que separó de manera oficial a la Iglesia católica romana, de la Iglesia ortodoxa.








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El Fin del Imperio Bizantino


La caída de Constantinopla, que tuvo lugar en el 29 de mayo de 1453. El desintegrado Imperio Bizantino había empezado su declive tiempo atrás y el avance inexorable de los otomanos, que habían conquistado a la altura del siglo XV enormes territorios en Asia y el norte de África, no encontró en ellos una gran oposición.
Sin embargo, su caída supuso un verdadero shock para el mundo cristiano, que veía cómo las puertas de Europa se habrían para los otomanos. Asimismo, la caída de Constantinopla suponía el fin de un Imperio que había durado más de mil años y al que, pese a los reclamos del Sacro Imperio Romano Germánico, se seguía considerando en buena medida como los herederos más directos del célebre y glorioso Imperio Romano.
La caída de Constantinopla influyó de diferentes y destacadas formas en la cultura occidental de la época. Así, por ejemplo, se sabe que, ante la inminente caída de la milenaria ciudad, muchos artistas e intelectuales de origen bizantino decidieron partir hacia occidente. Se establecieron especialmente en diferentes territorios de Italia, con los que Bizancio habían tenido intensas relaciones comerciales.
Resumiendo, la caída del Imperio Bizantino supuso un duro golpe para la Cristiandad Occidental. No solo desaparecía un símbolo político, ideológico, religioso y cultural que había sido referencia durante milenios, sino que significaba que el peligro otomano ya no tenía apenas ninguna barrera que le separara de Europa.
De hecho, los enfrentamientos entre diferentes ejércitos cristianos y el poder turco fueron constantes durante las siguientes décadas.


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El islam y su relación con Occidente




A mediados del siglo VII, surgió en la península arábiga la que sería una de las más importantes religiones a nivel mundial: el islam. La península arábiga es una zona en donde predomina el clima árido, cuyo paisaje principal es el desierto. Allí vivía una serie de tribus nómades de religión politeísta, que practicaban el pastoreo de camellos y cabras. Los únicos grandes asentamientos urbanos de esta región fueron La Meca y Medina, ciudades comerciales que surgieron gracias a las rutas que seguían las caravanas de mercaderes con rumbo a Persia o Bizancio. Mahoma (570-632), profeta fundador del islam, nació en La Meca y, tras una experiencia mística, comenzó a predicar un mensaje que hablaba de un solo dios, Alá, y de la importancia de la caridad. En el año 622, conflictos relacionados con esta nueva fe lo obligaron a salir de La Meca en dirección a Medina. Esta fecha se conoce como Hégira y marca el comienzo del calendario islámico. El año 630, y tras reclutar un ejército de musulmanes, Mahoma vuelve a La Meca victorioso. En el año 632, solo dos años después de su muerte, toda la península arábiga se había unificado en torno a esta religión, dando inicio a un período de expansión.
 El libro sagrado del islam es el Corán, el cual contiene el mensaje divino para los seres humanos y aborda los fundamentos, los principios éticos y valóricos de la religión. Para los musulmanes, la forma más plena de revelación es a través del islam o sumisión a la voluntad divina. El principal precepto es la fe en Alá, y en el reconocimiento de Mahoma como su profeta. Aunque se admite la existencia de profetas anteriores, como Abraham o Jesús, se considera a Mahoma el último y más importante. El Corán también plantea principios políticos y jurídicos que permitieron ordenar la sociedad musulmana. La principal autoridad religiosa y política era el califa. Los califas fueron, entonces, los sucesores de Mahoma. Al lado de la autoridad principal estaban los visires, quienes oficiaban como ministros de Estado.
  • España musulmana o Al-Ándalus
 La expansión de los árabes musulmanes llevó a que en el año 711 conquistaran gran parte de la península ibérica, dando inicio a un dominio que duró por casi 800 años. La llegada de los árabes a España se produjo a través de la guerra y los pactos. En ambos casos, la consecuencia fue la misma: el fin del dominio visigodo, aunque algunos de sus nobles conservaron su libertad, bienes y religión, por haberse rendido sin resistencia. Los nuevos territorios adquiridos para el islam fueron conocidos como Al-Ándalus, cuya ciudad principal fue Córdoba, capital del emirato. En principio, el emirato fue dependiente del califato de Bagdad, pero al poco tiempo se independizó (año 776), lo que no significó desconocer al califa como líder espiritual del mundo musulmán. Ello permitió mantener la unidad espiritual y cultural del Imperio. Sin embargo, en el año 929, debido a diferencias entre dinastías, se creó el califato de Córdoba  con su propia administración política y religiosa. Esta situación perduró hasta el año 1031, momento en que se produjo la fragmentación territorial en pequeños reinos, conocidos como taifas. Esto debilitó el poder árabe en la península y facilitó el camino para que Isabel de Castilla y Fernando de Aragón intensificaran la reconquista católica del Al-Ándalus y terminaran expulsando a los árabes en 1492.

A diferencia de lo que ocurría en la Europa cristiana, en el Al-Ándalus floreció la vida urbana. Las ciudades árabes contaban con baños públicos, mezquitas, bibliotecas  y hospitales. A través del Al-Ándalus muchos de los aportes, inventos e ideas del mundo musulmán pudieron llegar a Europa, un proceso de difusión realizado principalmente a través de las rutas comerciales y de las caravanas de mercaderes. Culturalmente, los árabes destacaron por el desarrollo de la literatura y por el rescate de los filósofos clásicos (griegos y romanos), a través de su escuela de traductores, abierta también a judíos y cristianos. Como foco cultural de las ciencias y de la tecnología, alcanzaron un gran desarrollo en matemáticas, astronomía y medicina, disciplinas que cultivaron en la península ibérica.













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Baja edad media

El período se comprende  entre los siglos XI y  XV. Durante los últimos siglos medievales Europa fue testigo de importantes cambios en distintos ámbitos: la agricultura, su número de habitantes, la cultura y las artes, el comercio, la política y la vida urbana . Los mercados se multiplicaron y los puertos se volvieron más activos. El continente comerció regularmente con árabes, bizantinos y rusos, entre otros pueblos. En este escenario, surgieron nuevas actividades económicas y oficios, como los banqueros, los prestamistas y los grandes gremios de artesanos. Sin embargo, a la vez Europa experimentó un difícil momento: epidemias, hambrunas, guerras y un declive general de la economía que, junto con la caída del Imperio bizantino, el último bastión de la antigua autoridad imperial romana, se ha interpretado como el fin de la Edad Media.


    • Desarrollo agrícola y crecimiento demográfico
Las condiciones de vida en Europa hacia el año mil eran muy precarias y duras. La esperanza de vida era de alrededor de 40 años y las tasas de mortalidad eran elevadas, a causa de las guerras, el hambre y las enfermedades. Las mujeres fallecían muchas veces al momento del parto y existía una alta mortalidad entre los niños pequeños. A ello se suma un contexto inseguro, debido a la presencia de piratas y nuevas invasiones. Desde mediados del siglo XI la población europea comenzó a aumentar progresivamente . Este crecimiento demográfico estuvo directamente relacionado con el buen rendimiento agrícola y ganadero, que a la vez fue consecuencia de una serie de innovaciones técnicas, como el molino de agua, las herraduras o las prensas de vino. Muchas de estas técnicas ya se usaban en la Antigüedad, pero a partir del siglo XI fueron retomadas y perfeccionadas.
El aumento demográfico, junto a las innovaciones tecnológicas, estimularon la búsqueda de nuevos lugares para habitar y cultivar, incentivando movimientos migratorios hacia las ciudades o bien hacia lugares antes deshabitados, muchos de los cuales pasaron a ser áreas productivas.



  • El desarrollo urbano y la vida comercial
Entre los siglos XI y XIII, antiguos centros urbanos, como París o Roma, cobraron nueva vitalidad. A su vez, nacieron nuevas ciudades, ubicadas a partir de emplazamientos de castillos y monasterios, o en el cruce de caminos, pero especialmente en lugares relacionados con la actividad comercial y la producción artesanal, como Venecia, Génova, Barcelona, Brujas, Amberes, Milán o Florencia. Estas urbes se hallaban preferentemente en el centro y norte de Europa, y recibieron el nombre de burg (derivación germana), que significa “asentamiento fortificado”. En el siglo XII las ciudades europeas eran conocidas como burgos y sus habitantes, como burgueses, término que más adelante se asoció solo a los grupos urbanos más ricos. Su rol como comerciantes y trabajadores altamente calificados, llevó a que fuesen ganando cada vez más autonomía y privilegios, como la conformación de gobiernos propios a través de municipios o ayuntamientos.


  • El desarrollo cultural de la Baja Edad Media
Lejos de la oscuridad que a veces se le adjudica a este período, la educación, las ciencias y las artes tuvieron un importante rol en la sociedad medieval, uno que repercute hasta nuestros tiempos. 
Las universidades comienzan a aparecer en Europa a partir del siglo XI, vinculadas a las escuelas que existieron en los monasterios durante la Alta Edad Media. Allí, las antiguas comunidades de maestros y estudiantes se organizaron como gremios, conquistando pronto su autonomía. A la cabeza de su administración estaba el rector y le seguían los decanos, quienes dirigían las facultades. Cada facultad estaba asociada con una disciplina concreta. Teología, medicina y derecho se destacan como las más antiguas.
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Durante la Baja Edad Media surgieron dos estilos arquitectónicos, el románico y el gótico. El románico se caracterizó por los grandes muros de piedra, uso de pilares, arcos de medio punto y escasas ventanas. Los mejores ejemplos los encontramos en iglesias y en los castillos medievales. Por otro lado el gótico, que nace junto con las ciudades, introdujo innovaciones técnicas que permitieron levantar muros más delgados e incorporar el arco ojival, lo cual dio mayor altura a estas construcciones. Ejemplos fueron las catedrales y las universidades. 
La rica producción musical de la Edad Media se dividió principalmente en dos tipos: el canto gregoriano, ligado a la música litúrgica que se cantaba sin instrumentos en las iglesias; y la música profana, difundida por los trovadores y juglares que cantaban diferentes temáticas, como el amor cortés, la muerte y la guerra, entre otras. 




















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